Amanecer desde la 402
Recuerdo lo que sentí cuando, por primera vez, subí a esa terraza. Fue en 2014, el edificio estaba destrozado por el paso de los años, y llegar al quinto piso era peligroso por aquella escalera empinada que muchos vecinos de la villa conocieron. Ya no queda nada de todo aquello. Sólo unos pocos detalles que pudimos mantener, asoman hoy en las paredes de algunas de las habitaciones y de la fachada y nos recuerdan así el antiguo hostal.